Leandro Honrubia conoció a la que luego sería su amor de toda la vida en su primera visita al teatro de Los Caños del Peral, de Madrid. Azucena Armendáriz, con un cojín bajo las ropas, interpretaba en abril de 1808 a La Embarazada ridícula, de Ramón de la Cruz. Este sainete de apenas diez minutos de duración, se representaba a continuación de la obra principal, El sí de las niñas, de Fernández Moratín. El pintor mexicano y sus amigos, entre los que se encontraban Alcalá-Galiano y el entonces jovencísimo capitán José María Torrijos, acudieron a los Caños del Peral para ver a otro miembro de la cuadrilla, el gran actor Óscar Oliveira.
Pero lo cierto es que cuando al final de las representaciones, todo el grupo de amigos irrumpió en los camarines para felicitar a Óscar por su gran actuación, Leandro solo tenía interés en tropezarse con Azucena, la mujer que lo había deslumbrado para siempre desde el escenario.
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