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Mostrando entradas de abril, 2012

Diario de Jürgen Toepfer: resignación

Callamos cuando nos pegaron la primera bofetada. Callamos cuando nos robaron lo que era nuestro. Ahora es tarde para reaccionar porque tomamos los golpes y la rapiña como algo cotidiano en nuestra vida. Jürgen Toepfer Mercenario  en la RD del Congo

La extraña familia

El padre, un rijoso cojitranco y sanguinario, y aunque su aspecto de bobalicón lenguitrabado le hace ganar cierta simpatía, su personalidad se recrea en el retorcimiento, la traición y el resentimiento. La madre, una extranjera desposeída y amargada por el pelaje de tan triste familia, y en especial el del marido,  aprovecha cualquier ocasión para poner tierra de por medio con excusas variopintas. Los hijos, de tal palo. El varón, el más joven, pero destinado a obtener todo el botín según el concepto medieval de las relaciones familiares. Alto y de catadura similiar a la del padre, solo el tiempo podrá igualarlos. Ayuntado con una joven famélica, de voz engolada, gustosa de quirófanos y de aspiraciones elevadas. La hija mayor, enjuta, de rizos rubios y prietos, cuasipúbicos, de pocas luces pero voluntariosa, claro ejemplo de la estirpe, de soberbio y amenazador entrecejo. Mal casada y mal separada de un vicioso engreído de cuello duro, fatuo, mostrenco, desmañado y de zapatos al

La puta de Babilonia y el Gran Cabrón

Cuando la puta, la gran puta, la grandísima puta, la santurrona, la simoníaca, la inquisidora, la torturadora, la falsificadora, la asesina, la fea, la loca, la mala fornica con el Gran Cabrón , el de cuernos retorcidos, el que apesta a azufre, el de pezuñas hendidas, el de hediondas posaderas, el de pérfida lengua alumbra cristofascistas de mitras tan  negras como sus lenguas, de babas flojas, de pichas gotosas, de nalgas blancas como sus bocas blandas, ocultadores de pedófilos, genuflexos chupaleches, aprendices de bujarrones de sacristía con los sesos cocidos en caldo seminal.  En Viernes Santo , con Dios muerto y sin nadie que lo alumbre, un necio dice necedades después (o antes, que le da igual) de beberse el vino del oficio. 

As crendas de San Porfirio (El origen)

Mi novela Las creyendas de San Porfirio -- que acabo de publicar traducida al gallego como As crendas de San Porfirio en la editorial Papilosante -- tiene su origen en un hecho real que ocurrió en Galicia allá por 1998 y que tuvo cierta repercusión en la prensa. Un jubilado que había comprado un cupón de la ONCE, Juan Villasante, falleció de forma repentina pocos días antes del sorteo en el que su boleto resultó premiado con cinco millones de pesetas. La familia buscó el cupón pero no lo halló. Finalmente resolvió que estaría en alguno de los bolsillos del traje que llevaba puesto cuando murió... y con el que lo enterraron. Pidieron la exhumación del cadáver pues cinco millones de pesetas no es cosa de tomar a broma. Sin embargo, no fue necesario porque poco después la ONCE confirmó que todos los cupones premiados en el pueblo habían sido cobrados. ¿Quién cobró los cinco millones correspondientes al cupón de don Juan Villasante? Un vecino de la localidad, que defendió a puñetazos an

Arte moderno

Ayer, venciendo mi natural tendencia a ver por la tele el partido del Real Madrid , me fui con mi santa a la Casa Encendida de Bankia para contemplar las exposiciones que estuvieran en cartel. Fuimos a ciegas, sin saber lo que nos encontraríamos, pero nos apetecía dar un paseo antes de que se estropee el tiempo, como es habitual cuando llega la Semana Santa. "Un paisaje holandés" era el título de la primera exposición que visitamos. Al entrar nos topamos con este cartel explicativo que, tengo que reconocer, me provocó cierto dolor de cabeza a la mitad de su lectura y tuve que abandonarla. Entré en la sala con ese zumbido que va de oreja a oreja (por el camino más corto) que suele ser anuncio de jaqueca. La sala estaba practicamente vacía. Solo una señora, en el centro, admirando una especie de pelotilla de papel gorda. Parecía eso, una pelota de las que hacíamos para jugar al fútbol en el patio del colegio, aunque mi mujer dijo que era una bola del mundo chuchurría. L