Joaquim Murat, Gran Duque de Berg, mariscal de Francia y cuñado de Napoléon, entró en Madrid al frente de sus tropas el 23 de marzo de 1808. Fernando VII, ya como rey, lo hizo al día siguiente con una ligera escolta.
Ambos acontecimientos despertaron gran expectación en la villa, pero mientras que al histriónico Murat los madrileños lo contemplaron con curiosidad, al nuevo monarca lo agasajaron y lo vitorearon como si fuera un semidios. Fernando tardó más de dos horas en llegar desde la Puerta del Sol al Palacio Real porque la muchedumbre, que intentaba tocar su estribo o la cola del caballo que montaba, le dificultaba el paso.
Leandro Honrubia, protagonista de las Memorias del guerrillero con dos cabezas, contempló ambos acontecimientos instalado en las gradas del convento de San Felipe el Real, en la calle Mayor, mientras comía el clásico bocado de cebolla y harina de almortas que compró a un barquillero.
Pero Leandro recordó siempre aquellas fechas, no por los singulares desfiles de Murat y Fernando, sino porque fue entonces cuando besó por primera vez a Azucena Armendáriz, su amada.
Ambos acontecimientos despertaron gran expectación en la villa, pero mientras que al histriónico Murat los madrileños lo contemplaron con curiosidad, al nuevo monarca lo agasajaron y lo vitorearon como si fuera un semidios. Fernando tardó más de dos horas en llegar desde la Puerta del Sol al Palacio Real porque la muchedumbre, que intentaba tocar su estribo o la cola del caballo que montaba, le dificultaba el paso.
Leandro Honrubia, protagonista de las Memorias del guerrillero con dos cabezas, contempló ambos acontecimientos instalado en las gradas del convento de San Felipe el Real, en la calle Mayor, mientras comía el clásico bocado de cebolla y harina de almortas que compró a un barquillero.
Pero Leandro recordó siempre aquellas fechas, no por los singulares desfiles de Murat y Fernando, sino porque fue entonces cuando besó por primera vez a Azucena Armendáriz, su amada.
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