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Goya durante la Guerra de la Independencia

Francisco de Goya hizo todo lo que pudo por mantenerse al margen de la Administración que encabezó en rey impuesto, José Bonaparte, pero no siempre lo consiguió. Además, muy probablemente recibió la luz de la masonería y es casi seguro que no pudo contemplar en directo los acontecimientos que luego retrató en sus famosos cuadros del 2 y el 3 de mayo de 1808: la carga de los mamelucos en la Puerta del Sol y los fusilamientos de la Moncloa.
Estas son algunas de las conclusiones expuestas en el libro Goya durante la guerra de la Independencia (editorial Cátedra), publicado por uno de sus mejores biógrafos, el francés Gérard Dufour.
Naturalmente, no se incluye la reciente y polémica conclusión a la que han llegado los expertos del Museo del Prado de que la obra Coloso no es de Goya, aunque si se citan las dudas sucitadas sobre la autoría.
Goya estaba en la cima de su fama y de su caché profesional cuando José I se instaló en el trono español. El pintor, en una clara muestra de rechazo, se acogió a la jubilación ofrecida a los mayores de 60 años y rechazó cobrar la pensión correspondiente.
Sin embargo, con el paso de los meses no tuvo más remedio que aceptar una serie de encargos comprometidos. Uno de ellos fue hacer una selección de obras de los mejores pintores españoles para que nutrieran el Museo Napoléon de París (el futuro Louvre), al que las tropas francesas, por orden directa del emperador, ya habían llevado pinturas expoliadas en toda Europa.
Además, a instancias de José Bonaparte, formó parte de una comisión para hacer otra selección de pinturas para crear la primera pionacoteca española, que debía haberse instalado en el palacio de Buenavista (actual sede del Cuartel General del Ejército, en la glorieta de Cibeles). Este proyecto, aunque el pintor aragonés fue diligente en su trabajo, no se llevó a cabo pero fue el germen del Museo del Prado, creado por Fernando VII cuando retornó de su exilio dorado.
Aunque tras la guerra Goya fue exonerado de su comportamiento durante la dominación francesa, lo cierto, según Dufour, es que ya nunca volvió a tener el predicamento anterior y el nuevo rey, aunque lo mantuvo como pintor de la Corte, prefirió a otros artistas más jóvenes, como Vicente López.
El libro de Dafour es muy recomendable para aquellos que quieran conocer, de forma ágil y amena, la actitud de Goya en aquellos turbulentos años de dominación francesa.

Comentarios

  1. Me encanta cuando encuentro blogs de esta calidad, que son amenos, en su lectura, y didacticos en su contenido.
    Seguire ilustrandome.
    Un saludo

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  2. Muchas gracias, Cani, por los halagos. Hago lo que puedo. los tuyos también son muy interesantes y amenos. por eso me hice seguidor. Un saludo.

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  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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