Fantasma emergido de la espuma del tiempo, aparición con sorprendente hedor a rancio. Perdida la calidez y el buen juicio de antaño agita el espantajo del sarcasmo zafio. Aún recuerdo aquel trato sensible y elegante reducido hoy a un penoso arrastrar de pies enlodados. Izado del fondo como un pecio antiquísimo, retorna con el cascarón hueco incrustado de parásitos negros. Vuelvo la cara, no soporto el fétido hálito. Regresa a la fría fosa del olvido. (La foto pertenece a este sitio )