Como dijo un afamado dramaturgo, “en el teatro cualquier cosa puede servir para cualquier cosa”.* Eso es lo que sucede con La cocina , la obra de Arnold Wesker que el Centro Dramático Nacional pone en escena en el Teatro Valle-Inclán , en la que la cocina de un restaurante para un millar de comensales simboliza el mundo y sus miserias en una época crucial para la humanidad: la posguerra de los años cincuenta. En esa cocina, que el autor ubica en Londres, trabajan cocineros, camareros, pinches, reposteros y demás oficios de la restauración, pertenecientes a varios países (Inglaterra, Irlanda, Francia, Alemania, Grecia, Chipre, Italia…) en una especie de trasunto del mundo y sus nacionalidades. Aunque está ambientada en 1953, La cocina se convierte en una alegoría de lo que fue Europa en vísperas de la II Guerra Mundial, un avispero de intereses que desembocaron en el conflicto bélico. La obra, pese a ser coral con un elenco de 26 a...