¿Dónde están los del imperio hacia Dios,
los de la unidad de destino en lo universal,
los de las tardes gloriosas en la plaza de Oriente,
los del rosario y la peineta,
de la espada, el cilicio y las preces?
¿Qué fue aquellos de las ovaciones al Caudillo,
de las denuncias del contubernio,
de los insultos a la Europa masona y prostituida,
de las banderas y las palmas alzadas,
de la devoción y el orgullo patrio?
¿Adónde fueron los del Cristo del Gran Poder,
los de a mí la Legión y las procesiones,
los de la reserva espiritual y las vigilias de Acción Católica,
los del correaje y los gritos marciales,
los de la Purísima y las cosas como Dios manda?
¿Y qué fue de aquellos de la vida en blanco y negro,
de las sotanas futboleras en patios embarrados,
de las caricias de coronillas endomingadas,
de las oraciones y los himnos en el pupitre,
de la Inmaculada, el palio y la sangre?
Yo os lo diré: donde siempre estuvieron.
En el Consejo de Ministros,
en los consejos de administración,
en las altas magistraturas,
en las sacristías, los concilios y prelaturas,
en las direcciones de diarios y emisoras,
en las consejerías y las tribunas...
Saqueando, trizando, disolviendo,
robando, evadiendo, defraudando,
estafando, atracando, prevaricando,
desahuciando, traficando, despojando,
hurtando, arramblando, usurpando...
Agrediendo.
Vaya... Parece que en este país no avanzamos nada.
ResponderEliminarSaludos.
Vamos hacía atras, Juanjo
EliminarAsí es.
ResponderEliminarComo las cosas sigan por el mismo derrotero, encenderán piras en las plazas.
De momento, vecino, se contentan con masacrar a la gente en las calles. hasta los niños caen bajo sus porras.
EliminarD. Francisco!!
ResponderEliminarQué sería de esos pajarracos sin sus...incondicionales semovientes...auténticos transmisores de la basura genética que, generación tras generación...ha degenerado la raza ibérica hasta conseguir el capón ibérico de culo plano, mirada vacía, gesto resignado y porte sumiso, plato apreciadísimo... en la mesa de los oligarcas!!
Joder, Atila, cuanta razón tienes. El capón ibérico, como tú lo llamas, no reacciona hasta que no tiene la cabeza separada del cuerpo por el cocinero. Entonces sucede lo que se viene llamando correr como pollos sin cabeza... ¿O esto lo hace antes de que caiga el hacha?
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