Leandro Honrubia escapó de Madrid con el cráneo de Velázquez debajo del brazo. El resto del cuerpo del pintor sevillano se lo llevó su amigo Felipe metido en saco. La obsesión de Leandro durante toda la guerra de la Independencia fue, además de reencontrarse con su amada Azucena, proteger la reliquia para que no se perdiera para la posteridad, como había sucedido con los restos de Cervantes o Lope de Vega. El joven pintor novohispano siempre consideró que el pueblo que no honraba a sus héroes y a sus grandes hombres ofendía a su pasado.
Con la calavera de Velázquez llegó a Navarra y se incorporó a la guerrilla de Xavier Mina, con el que mantendría una estrecha amistad hasta que el navarro fue fusilado en México.
Te deseo toda la suerte del mundo con tu nueva novela. Desde luego, la historia tiene una pinta estupenda y pienso leerla cuando termine de escribir lo que tengo entre manos.
ResponderEliminarUn cordial saludo.
Félix G. Modroño
Te deseo toda la suerte del mundo con tu nueva novela. Desde luego, la historia tiene una pinta estupenda y pienso leerla cuando termine de escribir lo que tengo entre manos.
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Félix G. Modroño