No, no llaman a la puerta. Es una obra de teatro y su título se refiere a Trastornos Obsesivos Compulsivos (TOC). El porqué de que se repita el TOC solo lo sabe su autor, el francés Laurent Baffie… o quizá se deba a que a uno de los TOC que se exponen en la obra es el síndrome de la repetición: una de las enfermas cree que si no dice todo dos veces, morirá.
Sí, sí, morirá.
Sí, sí, morirá.
Llegué por casualidad a esta obra que se representa en el Teatro Príncipe-Gran Vía, de Madrid, y tengo que reconocer que no me reía tanto desde la última vez que asistí a un espectáculo de Faemino y Cansado.
Acudí al teatro Príncipe sin conocer la obra, casi por eliminación, ya que no encontré entradas para otras que quería ver. Y no me arrepiento.
Un grupo de pacientes acuden a la consulta del eminente psiquiatra doctor Cooper, del que dicen que en una sola sesión cura los TOC.
En la sala de espera se dan cita seis maníacos:
- Uno señor mayor al que le resulta imposible evitar lanzar gruesos improperios cada dos por tres. Es el síndrome de Tourette.
- Un taxista obsesionado con hacer mentalmente rápidos cálculos matemáticos sobre cualquier cosa.
- Una mujer de mediana edad obsesionada con la limpieza, las enfermedades y los virus. Rechaza que la toquen y siempre quiere abrir la ventana.
- Un joven que es incapaz de pisar una línea del suelo (lo tiene mal en la sala de espera, cruzada por 58 rayas, según el taxista) y obsesionado con la simetría.
- Una mujer mayor que se santigua mil veces cada vez que el aquejado del síndrome de Tourette dice una grosería (cada dos minutos y medio, según el taxista), pero cuya peor obsesión es pensar que ha perdido las llaves de casa, que se dejó el gas abierto, el agua corriendo, la luz encendida, la puerta sin cerrar…
- Una estudiante que todo ha de decirlo dos veces o morirá (eso al menos cree ella)
Y el doctor Cooper sin venir. La enfermera les avisa de que todavía tardará porque su avión salió con retraso de Londres.
Los pacientes para entretenerse se ponen a jugar una partida de Monopoli. Es el momento más disparatado de la obra, en el que cada cual desparrama sin rubor sus TOC por el escenario convirtiéndolo en un auténtico circo. Se insultan, se gritan, apuestan, se hacen trampas…
Y el doctor Cooper sin venir.
Uno de los pacientes comenta que ha oído que el doctor Cooper utiliza la técnica de la terapia de grupo. Acuerdan, por tanto, que para ir adelantando camino, pues ya es tarde, lo mejor es iniciarla sin él. ¿Cómo? El obsesionado con no pisar las líneas (que se pasa la obra encaramado en las sillas y los muebles de la consulta) ya tiene experiencia. Hay que presentarse, decir cada cual su problema y después durante tres minutos, por turno, intentar vencer sus neuras: uno no dirá barbaridades, otro no hará cálculos, otra se dejará tocar, aquella no pensará en el gas, este pisará las líneas del suelo y la última por fin, no repetirá las frases.
Todos fracasan… ¿O no? Poco a poco van descubriendo que quizá en algún momento de la tarde que llevan juntos superaron sus obsesiones durante unos minutos. ¿Cuándo? En el momento en el que dejaron de pensar en sí mismos para preocuparse por los demás.
Y el doctor Cooper que no vino.
Una obra muy divertida, enloquecida a veces, con un buen reparto encabezado por un genial Nicolás Dueñas, secundado por un sensacional Esteve Ferrer, director también de la obra y que ha sustituido a Javivi en el papel del verborreico taxista.
Acudí al teatro Príncipe sin conocer la obra, casi por eliminación, ya que no encontré entradas para otras que quería ver. Y no me arrepiento.
Un grupo de pacientes acuden a la consulta del eminente psiquiatra doctor Cooper, del que dicen que en una sola sesión cura los TOC.
En la sala de espera se dan cita seis maníacos:
- Uno señor mayor al que le resulta imposible evitar lanzar gruesos improperios cada dos por tres. Es el síndrome de Tourette.
- Un taxista obsesionado con hacer mentalmente rápidos cálculos matemáticos sobre cualquier cosa.
- Una mujer de mediana edad obsesionada con la limpieza, las enfermedades y los virus. Rechaza que la toquen y siempre quiere abrir la ventana.
- Un joven que es incapaz de pisar una línea del suelo (lo tiene mal en la sala de espera, cruzada por 58 rayas, según el taxista) y obsesionado con la simetría.
- Una mujer mayor que se santigua mil veces cada vez que el aquejado del síndrome de Tourette dice una grosería (cada dos minutos y medio, según el taxista), pero cuya peor obsesión es pensar que ha perdido las llaves de casa, que se dejó el gas abierto, el agua corriendo, la luz encendida, la puerta sin cerrar…
- Una estudiante que todo ha de decirlo dos veces o morirá (eso al menos cree ella)
Y el doctor Cooper sin venir. La enfermera les avisa de que todavía tardará porque su avión salió con retraso de Londres.
Los pacientes para entretenerse se ponen a jugar una partida de Monopoli. Es el momento más disparatado de la obra, en el que cada cual desparrama sin rubor sus TOC por el escenario convirtiéndolo en un auténtico circo. Se insultan, se gritan, apuestan, se hacen trampas…
Y el doctor Cooper sin venir.
Todos fracasan… ¿O no? Poco a poco van descubriendo que quizá en algún momento de la tarde que llevan juntos superaron sus obsesiones durante unos minutos. ¿Cuándo? En el momento en el que dejaron de pensar en sí mismos para preocuparse por los demás.
Y el doctor Cooper que no vino.
Una obra muy divertida, enloquecida a veces, con un buen reparto encabezado por un genial Nicolás Dueñas, secundado por un sensacional Esteve Ferrer, director también de la obra y que ha sustituido a Javivi en el papel del verborreico taxista.
¡Que envidia vivir en Madrid!
ResponderEliminarVa a ser que éstos tampoco llegan a Onda...
Saludos.
Seguro que no, Juanjo. jajaja
ResponderEliminar¿Me la apunto? Es que de La Zaranda no se oye nada.
ResponderEliminarVecino, si te quieres reír, no solo apúntatela, sino ve a verla. ideal para este puente. Y barata.
ResponderEliminarLástima, a ver si hay suerte y vienen a Barcelona
ResponderEliminarQuizá ya hayan estado allí, Leinad24. No estoy seguro. Han estado de gira, eso sí.
ResponderEliminarPues seguro que han pasado por Valencia y yo ni me enterao, es que en mi pueblo la cultura.........., ahora si viene la american cup, o la fórmula1, se entera hasta mi perro.
ResponderEliminarBesos.
Ruth, vosotros solo tenéis eventos de alto standing
ResponderEliminarHe ido a ver esta obra y me gustaría, o encantaría, repetirla. Me encantó todo. Sobre todo el taxista y el simétrico. Fue de lo más entretenida.
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