Esta mañana he comenzado a escribir otra novela. Siempre es una sensación excitante ponerse a redactar las primeras líneas de una historia completamente nueva, de ir sacándola de la nada poco a poco. Ya tenía ganas de hacerlo después de haberme documentado sobre el asunto en cuestión. Uno nunca sabe si ha leído bastante para preparar el nuevo proyecto. Siempre pienso que no es suficiente, que debó mejorar mi conocimiento sobre este o aquel asunto, pero no quiero verme atrapado eternamente en esa indecisión tan típica de los días o semanas previas a iniciar la escritura.
En esta ocasión, la novela está ambientada en el Madrid de principios del siglo XX y como casi siempre en mis relatos, habrá crímenes, amores, política y mucha emoción e intriga. Al menos esa es mi intención inicial. No quiero adelantar mucho más, aunque me voy a permitir un lujo que no me he tomado nunca antes con mis anteriores novelas, el de reproducir aquí el primer párrafo.
No es mucho, ya lo sé, pero supone casi el diez por ciento del texto que llevó radactado.
El tren se detuvo pesadamente en la estación, entre estertores de vapor, como un animal antiguo que acude a extinguirse a una playa solitaria. Enseguida acudieron a él mozos de equipaje, vendedores de periódicos, limpiabotas, barquilleros y toda una pléyade de gente de oficios varios que pretendía hacer negocio con los recién llegados.
Entretanto, aguardo a encontrar editor para mi anterior novela, The Harvesters, el precio de la codicia, un libro que quedó finalista en la última edición del premio Ateneo de Sevilla. En este relato doy mi visión, muy particular y novelada, como es lógico, de cómo se fraguó la crisis económica en la que estamos sumidos, una catástrofe planeada cuidadosamente por un grupo de destacados financieros y especuladores.
A los que seguís mi blog no os sorprenderá encontrar el nombre de Jürgen Toepfer.
En esta ocasión, la novela está ambientada en el Madrid de principios del siglo XX y como casi siempre en mis relatos, habrá crímenes, amores, política y mucha emoción e intriga. Al menos esa es mi intención inicial. No quiero adelantar mucho más, aunque me voy a permitir un lujo que no me he tomado nunca antes con mis anteriores novelas, el de reproducir aquí el primer párrafo.
No es mucho, ya lo sé, pero supone casi el diez por ciento del texto que llevó radactado.
El tren se detuvo pesadamente en la estación, entre estertores de vapor, como un animal antiguo que acude a extinguirse a una playa solitaria. Enseguida acudieron a él mozos de equipaje, vendedores de periódicos, limpiabotas, barquilleros y toda una pléyade de gente de oficios varios que pretendía hacer negocio con los recién llegados.
Entretanto, aguardo a encontrar editor para mi anterior novela, The Harvesters, el precio de la codicia, un libro que quedó finalista en la última edición del premio Ateneo de Sevilla. En este relato doy mi visión, muy particular y novelada, como es lógico, de cómo se fraguó la crisis económica en la que estamos sumidos, una catástrofe planeada cuidadosamente por un grupo de destacados financieros y especuladores.
Esta es la sinopsis que acompaña a la novela. Espero publicarla el año próximo y que os guste:
En el 2008 el grupo autodenominado The Harvesters, creado por
algunos de los más importantes financieros y especuladores del planeta, urdió
un plan secreto para destruir la economía mundial. Su objetivo era enriquecerse
y abaratar el sistema capitalista, que se hacía incompatible con el Estado del
bienestar. Sin embargo, la codicia los llevó al desastre y a algunos de ellos,
a la muerte.
Dos
años después, Jürgen Toepfer, un antiguo miembro de la temida Stasi, la policía
política de la desaparecida República Democrática Alemana (RDA), cumple condena
en una prisión de Uganda por actividades mercenarias. Enfermo de malaria,
sobrevive entre decenas de presos en una celda miserable. Un día recibe la
visita de un misterioso personaje que consigue liberarlo mediante el soborno. A
cambio debe llevar a cabo un trabajo: liquidar a los harvesters
supervivientes.
A los que seguís mi blog no os sorprenderá encontrar el nombre de Jürgen Toepfer.
Bene bene...mooola!!
ResponderEliminarJoé, hace dos semanas que encargué las aventuras del mardito cabrero visigodo (arrggg!!) y todavía no me han avisao de la librería. ¿No me va a quedar más remedio que jakearlas de la biblioteca?...ein??
;)
Pues chico, no sé qué decirte. Esa librería es un paquete. Por cierto, Atila sale en la novela pero de refilón y de malote.
ResponderEliminarQué va, qué va, es de las güenas. Puede, ahora que lo pienso, que hayan perdido mi teléfono y esté yo esperando como un gilipollas...madre!!
EliminarArrrggg, de refilón!!, desde luego....¿es que nadie va a reconocer la inmensa labor del Huno en el proceso revolucionario que liquidó el Imperio fascista?
;)
Cuando la consigas me avisas
EliminarYa tengo "De buitres y Lobos"...y efectivamente, estaba esperando como un gilipollas!!. Vulturia aún se resiste...tendré que enviar un par de sicarios berserker...a alguien!!
Eliminar;)
Hombre, al fin! Me alegro. Ahora a ver si te gusta
EliminarDale a esas teclas antes de que nos corten el pienso.
ResponderEliminarEspero que encuentres editorial pronto.
¿Has pensado en crear una propia?
jajajja
Un abrazo.
Pues lo de la autopublicación vía internet no es ninguna tontería y quizá sea el futuro, pero yo soy un clásico y me gusta ver mis libros editados a la antigua usanza... y ojo con el pienso que si te lo cortan no existes.
ResponderEliminar¿Pienso luego existo?
Eliminarjajajaja
No esperaba menos de ti
Pues piensa en el pienso alimenticio, y dime ahora ...
¿Cómo resolvemos, pacíficamente, la pobreza que parece venirse encima para muchas familias?
Y digo resolvemos porque si he aprendido algo de tí, es que eres reivindicativo y creativo.
Muchas musas y mucha inspiración.
¿Aún no sabes que la Humanidad nunca ha resuelto esos problemas, Constantino? Y cuando lo ha intentado no ha sido pacíficamente.
EliminarGracias por tenerme en tan alta consideración pero creo que yo no tengo la solución a tan complejo problema.
Lo del plan para la economía mundial parece muuuuy actual, jejeje.
ResponderEliminarTiene buena pinta.
Suerte e inspiración.
Sí, esa es mi visión del mundo de hoy, Juanjo
EliminarLo mismo no encuentras editorial para The Harvesters porque es demasiado buena y algunos se sienten retratados...
ResponderEliminarSeguro que encontrarás una editorial seria que te publique, hay que ser muy tonto para no darse cuenta de lo buenas que son tus novelas.
Un abrazote y suerte con el nuevo proyecto.
Joder, markos, muchas gracias. Creo que te Harvesters es muy buena, sinceramente, y muy actual. espero encontrar editorial antes de fin de año. Si no es así me tendré que replantear muchas cosas
EliminarAjá. Y del tren desciende ¿el héroe? Pinta bien, así como la de los cosechadores.
ResponderEliminarÁnimo para la una y suerte para la otra.
El héroe o el villano, que ese es el intringulis de la cuestingulis. En los Cosechadores tengo puestas muchas esperanzas. Creo que es muy bien y contiene todos los ingredientes para ser bestseller. Ahora me hace falta un editor avispado.
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