Ya no somos clase media acomodada. A estas alturas de la crisis ni siquiera somos clase media. Nos han apeado de ese prurito tonto que nos hacía creer que estábamos por encima del vecino. Ahora somos todos iguales, o casi todos... o casi iguales.
Ya no nos animan a consumir irreflexivamente como hacían hace unos pocos años. Ahora nos reprochan que pidiéramos créditos para comprar el piso y el coche, para reformar la cocina, para esas vacaciones en crucero o para la comunión de la niña.
Nos invitaron a una sociedad consumista y aceptamos con alegría y regocijo. Ahora la culpa de la crisis es nuestra porque gastamos demasiado. Dicen que la gravedad del endeudamiento español no es atribuible al Estado, sino a las familias. Nosotros somos los culpables, pero por dejarnos manipular y no haberles parado los pies hace tiempo.
Durante estos años de engaño, además, nos han impuesto su manera de ver las cosas hasta que ha formado parte de nuestros genes. Esto es políticamente correcto; aquello, no. Pensar así es no estar en la realidad... Todo con el único fin de que el dinero (que solo lo manejan ellos) sea el único valor social.
En ese caldo se cocinó la Cultura del Ladrillo, que no ha consistido solo en construir pisos, metérnoslos por los ojos y endeudarnos hasta las orejas. No, la Cultura del Ladrillo conlleva una forma de pensar: tanto tienes, tanto vales. Compite para ser/tener más que el de al lado. Los jóvenes dejaron los estudios para trabajar en la construcción o el taller y así poder comprarse ese coche o esa moto con un crédito (ahora están en paro sin cualificación alguna y analfabetos funcionales).
La Cultura del Ladrillo nos trajo el "pelotazo" el amor por la Telebasura y la Telecasquería, en la que se idolatra el dinero, la fama y la vagancia. Todo por entontencernos y anular nuestro espíritu crítico. Lo que sale en la televisión es lo guay y aquel que parece en la pantalla se convierte en un ídolo a emular, aunque sea un delincuente.
Nos hicieron tragar con Princesas del Pueblo cuando ni siquiera nos considerábamos pueblo. Para ellos eso de pueblo suena a concepto cuasi proletario y en España de eso no hay. Ni obreros. Ni siquiera trabajadores. Como mucho hay empleados y sobre todo ciudadanos y consumidores. Porque se erradicaron del lenguaje (con nuestra anuencia de nuevos ricos) todos aquellos conceptos que hicieran pensar en las diferencias de clases. Había una gran clase media-alta y después algunos ídolos en diferentes campos profesionales a los que había que admirar y seguirlos por la tele y en las revistas. Cómo ligaban con topmodels, cómo paseaban en sus coches caros o cómo iban a fiestas elitistas. esa era la emulación que se fomentó: sus comportamientos sociales y públicos, no en los profesionales. A Cristiano Ronaldo se le envidia porque tiene dinero, coches y una novia que es un bombón, no porque juegue bien al fútbol. Se admira lo que exhibe, no el trabajo que ha desarrollado durante años para conseguirlo. Eso cansa mucho y nosotros preferimos la vía rápida del pelotazo, y no precisamente el futbolístico.
Esa inercia nos arrastra y no nos detenemos a pensar el hartazgo que llevamos encima. Sí, lo llevamos pero la vida va tan deprisa que no lo percibimos.
A Rafa Nadal le roban de la mesilla del hotel un reloj valorado en 300.000 euros y lo primero que se nos viene a la cabeza es que hay un camarero cabrón en ese hotel. Y yo me pregunto por qué Nadal llevaba ese reloj, aunque sea regalado por una multinacional relojera. ¿No le da vergüenza exhibirlo cuando en España la pobreza aumenta exponencialmente? ¿Cómo es posible que no se dé cuenta de que es una exhibición de lujo ofensiva? Cierto que Nadal es un ejemplo de esfuerzo y de trabajo, pero me apena esa frivolidad --inconsciente la mayoría de las veces-- de la que hacen gala muchos personajes públicos. Ellos deberían pararse a pensar un poco en esa otra imagen que ofrecen, pero también es preciso revisar el tratamiento mediático que se les da a estos casos.
Y al menos Nadal (creo) tiene domicilio fiscal en España, no como el motorista Dani Pedrosa, que prefiere fijar su domicilio en Suiza para evitar impuestos y nos lo cuenta en reportajes que parecen un cuento de hadas. Después se sube al cajón y se emociona con el himno (el español, no el suizo)
Y es que España está llena de patriotas que se ofenden cuando pitan el himno en esos campos de fútbol pero no dudan en poner en almoneda el Patrimonio del país para que se lo apropien las multinacionales. Se subasta al mejor postor la sanidad, la educción, la energía, los transportes (el Agua del CYII y la Lotería ya llegarán). Eso sí, todo disfrazado de legalidad democrática y leyes mercado. Y no se te ocurra llevarlos la contraria porque, apelando al pensamiento único (el de ellos) de lo políticamente correcto, te tratarán de bolchevique, intervencionista o irresponsable. Pero lo pero es que la mayoría de la población les da la razón desde el pozo en el que nos hundido.
Hace falta una profunda regeneración de la sociedad española en la que se derribe el culto al dinero. En la que se envidie el trabajo bien hecho, la cultura y la preparación intelectual. En la que se fomente la solidaridad y el esfuerzo. Que se menosprecie la exhibición hortera y soez de la opulencia del millonario.Y eso pasa, antes que nada, por afear determinadas conductas: como la del reloj de Nadal; por que se considere de mal gusto que Roberto Carlos se pasee por Madrid en un Bugatti de millón y medio de euros cuando en España se pasa necesidad, o que se impida que un presunto como Francisco Correa (Gurtel) pase de la cárcel a un chalet de superlujo en Sotogrande. Y no digo nada sobre el caso Dívar u otros similares en los que se pone de manifiesto la escasa dignidad de los representantes públicos y la nula presión social sobre ellos.
Hay que recuperar el lenguaje combativo de la izquierda clásica: sigue valiendo el concepto de lucha de clases, no caigamos en la trampa que nos tienden los neoliberales de que pensar así es ser una antigualla. Hay que acabar con la frivolidad pública y la exhibición ordinaria de la opulencia. hay que liberar al cerebro de ese baño maría en polvo de ladrillo en el que lo tenemos sumergido.
Solo así esta sociedad dejará de ser irrespirable. debe ser irrespirable para ellos: los especuladores, los financieros corruptos, los políticos irresponsables, los delincuentes de cuello blanco y los horteras con el lujo colgado del cuello o de una muñeca.
Por eso me emociona profundamente la lucha de los mineros leoneses y asturianos, en huelga indefinida por su dignidad, y sobre todo la solidaridad expresada por sus ex compañeros británicos y el lenguaje comprometido que utilizan.
Es el momento de enmendar nuestra culpa por habernos dejado manipular. Hay que reaccionar y echar de una puta vez a esta gentuza.
Ya no nos animan a consumir irreflexivamente como hacían hace unos pocos años. Ahora nos reprochan que pidiéramos créditos para comprar el piso y el coche, para reformar la cocina, para esas vacaciones en crucero o para la comunión de la niña.
Nos invitaron a una sociedad consumista y aceptamos con alegría y regocijo. Ahora la culpa de la crisis es nuestra porque gastamos demasiado. Dicen que la gravedad del endeudamiento español no es atribuible al Estado, sino a las familias. Nosotros somos los culpables, pero por dejarnos manipular y no haberles parado los pies hace tiempo.
Durante estos años de engaño, además, nos han impuesto su manera de ver las cosas hasta que ha formado parte de nuestros genes. Esto es políticamente correcto; aquello, no. Pensar así es no estar en la realidad... Todo con el único fin de que el dinero (que solo lo manejan ellos) sea el único valor social.
En ese caldo se cocinó la Cultura del Ladrillo, que no ha consistido solo en construir pisos, metérnoslos por los ojos y endeudarnos hasta las orejas. No, la Cultura del Ladrillo conlleva una forma de pensar: tanto tienes, tanto vales. Compite para ser/tener más que el de al lado. Los jóvenes dejaron los estudios para trabajar en la construcción o el taller y así poder comprarse ese coche o esa moto con un crédito (ahora están en paro sin cualificación alguna y analfabetos funcionales).
La Cultura del Ladrillo nos trajo el "pelotazo" el amor por la Telebasura y la Telecasquería, en la que se idolatra el dinero, la fama y la vagancia. Todo por entontencernos y anular nuestro espíritu crítico. Lo que sale en la televisión es lo guay y aquel que parece en la pantalla se convierte en un ídolo a emular, aunque sea un delincuente.
Nos hicieron tragar con Princesas del Pueblo cuando ni siquiera nos considerábamos pueblo. Para ellos eso de pueblo suena a concepto cuasi proletario y en España de eso no hay. Ni obreros. Ni siquiera trabajadores. Como mucho hay empleados y sobre todo ciudadanos y consumidores. Porque se erradicaron del lenguaje (con nuestra anuencia de nuevos ricos) todos aquellos conceptos que hicieran pensar en las diferencias de clases. Había una gran clase media-alta y después algunos ídolos en diferentes campos profesionales a los que había que admirar y seguirlos por la tele y en las revistas. Cómo ligaban con topmodels, cómo paseaban en sus coches caros o cómo iban a fiestas elitistas. esa era la emulación que se fomentó: sus comportamientos sociales y públicos, no en los profesionales. A Cristiano Ronaldo se le envidia porque tiene dinero, coches y una novia que es un bombón, no porque juegue bien al fútbol. Se admira lo que exhibe, no el trabajo que ha desarrollado durante años para conseguirlo. Eso cansa mucho y nosotros preferimos la vía rápida del pelotazo, y no precisamente el futbolístico.
Esa inercia nos arrastra y no nos detenemos a pensar el hartazgo que llevamos encima. Sí, lo llevamos pero la vida va tan deprisa que no lo percibimos.
A Rafa Nadal le roban de la mesilla del hotel un reloj valorado en 300.000 euros y lo primero que se nos viene a la cabeza es que hay un camarero cabrón en ese hotel. Y yo me pregunto por qué Nadal llevaba ese reloj, aunque sea regalado por una multinacional relojera. ¿No le da vergüenza exhibirlo cuando en España la pobreza aumenta exponencialmente? ¿Cómo es posible que no se dé cuenta de que es una exhibición de lujo ofensiva? Cierto que Nadal es un ejemplo de esfuerzo y de trabajo, pero me apena esa frivolidad --inconsciente la mayoría de las veces-- de la que hacen gala muchos personajes públicos. Ellos deberían pararse a pensar un poco en esa otra imagen que ofrecen, pero también es preciso revisar el tratamiento mediático que se les da a estos casos.
Y al menos Nadal (creo) tiene domicilio fiscal en España, no como el motorista Dani Pedrosa, que prefiere fijar su domicilio en Suiza para evitar impuestos y nos lo cuenta en reportajes que parecen un cuento de hadas. Después se sube al cajón y se emociona con el himno (el español, no el suizo)
Y es que España está llena de patriotas que se ofenden cuando pitan el himno en esos campos de fútbol pero no dudan en poner en almoneda el Patrimonio del país para que se lo apropien las multinacionales. Se subasta al mejor postor la sanidad, la educción, la energía, los transportes (el Agua del CYII y la Lotería ya llegarán). Eso sí, todo disfrazado de legalidad democrática y leyes mercado. Y no se te ocurra llevarlos la contraria porque, apelando al pensamiento único (el de ellos) de lo políticamente correcto, te tratarán de bolchevique, intervencionista o irresponsable. Pero lo pero es que la mayoría de la población les da la razón desde el pozo en el que nos hundido.
Hace falta una profunda regeneración de la sociedad española en la que se derribe el culto al dinero. En la que se envidie el trabajo bien hecho, la cultura y la preparación intelectual. En la que se fomente la solidaridad y el esfuerzo. Que se menosprecie la exhibición hortera y soez de la opulencia del millonario.Y eso pasa, antes que nada, por afear determinadas conductas: como la del reloj de Nadal; por que se considere de mal gusto que Roberto Carlos se pasee por Madrid en un Bugatti de millón y medio de euros cuando en España se pasa necesidad, o que se impida que un presunto como Francisco Correa (Gurtel) pase de la cárcel a un chalet de superlujo en Sotogrande. Y no digo nada sobre el caso Dívar u otros similares en los que se pone de manifiesto la escasa dignidad de los representantes públicos y la nula presión social sobre ellos.
Hay que recuperar el lenguaje combativo de la izquierda clásica: sigue valiendo el concepto de lucha de clases, no caigamos en la trampa que nos tienden los neoliberales de que pensar así es ser una antigualla. Hay que acabar con la frivolidad pública y la exhibición ordinaria de la opulencia. hay que liberar al cerebro de ese baño maría en polvo de ladrillo en el que lo tenemos sumergido.
Solo así esta sociedad dejará de ser irrespirable. debe ser irrespirable para ellos: los especuladores, los financieros corruptos, los políticos irresponsables, los delincuentes de cuello blanco y los horteras con el lujo colgado del cuello o de una muñeca.
Por eso me emociona profundamente la lucha de los mineros leoneses y asturianos, en huelga indefinida por su dignidad, y sobre todo la solidaridad expresada por sus ex compañeros británicos y el lenguaje comprometido que utilizan.
Es el momento de enmendar nuestra culpa por habernos dejado manipular. Hay que reaccionar y echar de una puta vez a esta gentuza.
Cierto en buena medida. Si no, no se entiende qué pasa y qué no pasa.
ResponderEliminarEn fin, comparto completamente el contenido de la entrada. Pero no sería yo si no recordara que el PSOE (joé, qué pesao, eh?) ha gobernado durante más de 22 años y que durante todo ese tiempo ha colaborado con los objetivos del IV Reich neoliberal. Dónde está la ética socialista que debieron fomentar en lugar del aburguesamiento de los trabajadores, dónde está la democracia participativa y responsable que debieron implantar en lugar de la línea leninista de seguir considerándonos unos putos incapaces políticos, dónde está el apoyo a las manifestaciones económicas socialistas y el asociacionismo cooperativista en lugar de haber apostado por el neoliberalismo, el pelotazo, la especulación...la corrupción. Y dónde estaban todos esos que "dicen ser de izquierdas" y que votaban masivamente a ese partido...ciegos, sordos y mudos...y dónde están ahora (supongo que en la playa)...y dónde estarán mañana (seguro que preparando el partido del lunes).
ResponderEliminarYo no sería yo si cargara tintas contra estos fascistas peperos...y me olvidara de los social-fascistas sociatas a los que considero más culpables.
Saludos!.
PD: a mi ese reloj me parece un sencillo "casio". Me preocupa más el rolex de oro que exhibía Zapatero, la mansión caribeña de Carmen Chacón y el palacio de las mil y una noches de...Felipe González en marruecos....dicho sea..."sin acritú"
Muy bien, Atila.
EliminarTienes toda la razón, Atila. Y el pueblo, salvo en momentos excepcionales que parece entrar en trance, es lo más bobo que existe.
EliminarEstoy muy de acuerdo en el contenido de tu reflexión. Es que todo eso casa muy bien con la derecha y los nuevos "liberales" que, cosa curiosa, emergen desde la derecha. También de acuerdo con Atila en que es imperdonable que la llamada izquierda no haya querido combatir todo eso y se haya subido al carro. Son alumnos aventajados, como una vez me dijiste. Causa hastío y desesperanza ver que quienes están ocupando los principales cargos políticos de este país lleven ahí muchos años: Rubalcaba ya era ministro con Felipe (son memorables sus apariciones en TV desmintiendo el GAL, caso Roldán, Vera/Barrionuevo, fondos reservados, Filesa/Malesa, caso Faisán con Zapatero) y Rajoy fue de todo con Aznar. Y ahí siguen, como si nada hubiera pasado. ¿Qué garantía nos puede dar tener como alternativa a semejante pájaro llamado Rubalcaba?. Todos a casa. Regeneración democrática y control a todos estos.Y todavía nos dicen que somos culpables por no haber ahorrado lo suficiente, ¡Anda ya!
ResponderEliminarCompañeros Juan Carlos, Atila y José María, quería escribir sobre la subversión de valores que existe en nuestra sociedad y creo que me salió un texto algo doctrinario y con las tintas cargadas sobre los deportistas. No era mi intención. Lo que sucede es que los deportitas son hoy en día los ejemeplos en los que se mira la gente (precisamente por esa anomalía social que padecemos).
ResponderEliminarCierto que hay culpables en todos los gobiernos que hemos tenido pero creo que el problema lo hemos creado nosotros. Esos dirigentes no son más que nuestro reflejo. Y los medios de comunicación, cada día más repugnantes, también.
Hasta que no llegue el día en el que a la gente le de vergúenza conducir un ferrari o un Bugatti, o un delicnete tema salir en Telecinco porque lo reconocerán en el barrio, hasta ese día digo, no habremos sanado.
Quizá mi reacción sea muy exagerada pero es real: ver esas cosas me hace hervir la sangre y cuando le robaron el reloj de superlujo a Nadal... Bueno, no me eché a llorar.
Lo que sí tengo claro es que ahora prefiero que gane Stoner o Rossi a que lo haga Pedrosa.
D. Francisco!!
EliminarYa sabe Usted que de vez en cuando también le arreo de lo lindo al "Pueblo" (esa entelequia). Pero en el fondo lo que tengo muy claro es que una Constitución fundamentalmente Oligárquica como la que gozamos sólo puede generar súbditos mediocres. No podemos saber qué habría sido de los españoles si el azar nos hubiera premiado con una Constitución o unas Leyes Fundamentales Democráticas.
Creo que somos más inocentes que nuestros oligarcas: nosotros estamos atados de pies y manos por la Última Ley del Movimiento...mientras que ellos son dignos herederos del Régimen....y lo aprovechan...y lo gozan!!.
Como no creo que nos queden más de tres o cuatro meses de espejismo democrático hasta que la Cosa Pública pete...ya podremos comprobar hasta qué punto la dignidad de los Iberos desapareció con los 6 mil de viriato!!...ya podremos ver si el ejemplo lo tomaremos de esos ídolos pijos...¡¡o del Cojo Mantecas!! ;)
Saludos!!
Como dice un amigo: "Emplear el presente para hablar del pasado, nos hace perder el futuro".
ResponderEliminarVamos a construirlo, y quien sobre, fuera.
Juanjo, al paso que vamos no tenemos ni pasado, ni presente ni futuro pero es bueno ser optimistas.
EliminarY para acabar de rematar todo el despropósito que tan bien has descrito, se acaba por desmontar la educación; para terminar de matar el último ápice de esperanza para que la gente pueda pensar por sí mismo y capacidad crítica, y de este modo no tener ni que esforzarse en convencer (a los que queden) de las bondades del catecismo del dinero.
ResponderEliminarSalu2
Sí sí...otro logro más del PSOE. La LOGSE y sus avanzadíiiiisimos sistemas pedagógicos de promoción de...la mediocridad, la pereza, la ausencia...que hasta se becan con 6 mil euracos (sistema andaluz al menos). Los peperos cierran lo que los sociatas arruinaron...por mayoría absoluta!!
EliminarLa educación y el discernimiento ciudadano es algo que no interesa al poder, sea quien sea el que lo ocupa, y tampoco a los poderes económicos. De la Iglesia ni hablamos.
ResponderEliminarY entonces, amigo Paco,... Entonces despertaste.
ResponderEliminarEl asunto de los mineros tiene su "encanto"...
¿Ayudan a los bancos y no al carbón?
...
A buen seguro esto se irá haciendo más rancio. Pienso sinceramente, más allá de la derecha o la izquierda, que la vida de muchos hombres de hoy, ricos o pobres, es básicamente miserable.
De las miserias humanas trata este momento histórico, fuera parte de que nos hayan roído el coco con el absoluto del capital.
Un abrazo y suerte.
Entonces, amigo Paco,... Entonces despertaste.
ResponderEliminarLos mineros tienen un gran argumento:
¿Por qué se ayuda a los bancos y no al carbón?
Poco más puedo decir...El inconveniente de esta pregunta es que la lucha podría ser interpretada como argumento válido en reivindicaciones...
No obstante este momento histórico se caracteriza por las miserias humanas de los ricos y de los pobres. Aunque todos tengamos roído el coco con el absoluto del dinero, casi todos somos unos auténticos miserables. Es lo que siento cuando de necesidades y soluciones se trata.
Un abrazo
huggg
ResponderEliminarDisculpa. Pensaba que se había perdido el comentario anterior pues me dió un error.
La vida el hombre siempre ha podido ser leída el clave de miseria, querido Constantino. Antes y ahora. Lo que necesita el hombre es luchar contra esas miserias, que no son siempre económica. Ahí reside la grandeza del ser humano, en su voluntad para querer cambiar las cosas. Yo, hoy día, veo menos esa voluntad que en otros tiempos. La experiencia les ha servido de mucho a los de arriba (más que a los de abajo)y saben como entontecer a las masas. Y en eso estamos.
ResponderEliminarPor cierto. Felicidades atrasadas.
ResponderEliminarGracias, Constantino.
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