A veces, al acabar la jornada, me alejo de mis compañeros para sentarme sobre un tronco podrido y pensar tranquilamente al regazo de la noche estrellada. Entonces me pregunto de qué sirven nuestras proezas si nadie las valora.
¿Quizá nos equivocamos al elegir estas selvas para nuestra lucha? ¿Nos apreciarían más en otras latitudes? Al final siempre me animo diciéndome que los importantes somos los actores y no el escenario.
¿Quizá nos equivocamos al elegir estas selvas para nuestra lucha? ¿Nos apreciarían más en otras latitudes? Al final siempre me animo diciéndome que los importantes somos los actores y no el escenario.
Jürgen Toepfer
Mercenario en la R.D. del Congo
Claro, es evidente que así es. La ciudad y sus bancos, por ejemplo, don Paco.
ResponderEliminarSaludos
Ya lo creo, amigo Txema
EliminarAy. Pero se llevan mucho eso que llaman "monólogos".
ResponderEliminarEste monólogo mío no iba por ningún mono, ni siquiera por el de la foto. Reconozco que es difícil de pillar porque tiene un destinatario concreto. A los demás os caben interpretaciones generales.
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