Golpean a quienes los defienden,
protegen a quienes los golpean.
No hay profesiones indignas,
hay indignos en las profesiones.
Camorristas camuflados,
psicópatas acomplejados.
Perros de presa
al servicio de filonazis.
No hay profesiones indignas,
hay seres indecentes y cobardes.
Tipos frustrados en la vida
que esconden su patología
tras el uniforme y el casco.
Agreden a quienes luchan
por sus derechos ciudadanos.
Defienden los privilegios
de la casta podrida
que los humilla como a los demás,
con la sensibilidad social
de un piojo.
Son ellos los que convierten la profesión de policía antidisturbios en la más indecente sobre la faz de la Tierra y denigran el trabajo de los compañeros que luchan, de forma sorda la mayoría de las veces, por los derechos de los ciudadanos.
Recomiendo la lectura de este artículo de Asueldodemoscu.net,, donde el autor hace un análisis acertado y ecuánime del papel que deben tener los antidisturbios en momentos como el que vivimos.
La Ilustración pertenece a Altais
De tanto obedecer sin pensar se les reblandece el cerebro, aunque seguramente unos cuantos ya lo tuvieran reblandecido de antes. No se dan cuenta o no quieren darsela, de que las protestas que aporrean son para defender también sus derechos (salud, educación, salarios justos...). Tan reblandecido que huele a podre, a putrílago.
ResponderEliminarHay que tener mucho cuajo (o no servir para nada) para meterse a antidisturbios. Mi gran curiosidad es lo que opinará su familia.
ResponderEliminarEstupendo post, y la imagen que has elegido, genial.
ResponderEliminarYo no lo contaría a nadie de qué trabajo si fuese uno de ellos. Es indigno al 100%
De acuerdo 100%
EliminarMe estaba acordando de un gag de Faemino y Cansado: "Hola. Soy Pedro Pérez y tengo un trabajo ignominioso..." Aunque no recuerdo bien si decían "trabajo" o "profesión", conceptos no completamente sinónimos, por cierto.
ResponderEliminarNo voy a elegir poner el calificativo "indigno": ¿las personas o la profesión? La profesión en sí nunca me ha gustado; quizá se deba a los genes ácratas de mi abuelo paterno. Ocioso es ahora discutir sobre la necesidad o no de la profesión. Así que nos quedan las personas. No puedo dudar de que haya muchos policías, digamos, honestos. Ahora bien, aunque las funciones de las UIP son varias, nadie obliga a un policía a formar parte de ellas y con esto digo bastante.
Cierto, vecino, nadie les obliga a golpear con saña, como hemos visto estos días. Hay policías dignos, claro que sí, y el otro día estaban al otro lado de la valla. Fue un orgullo ir con ellos y con los bomberos.
EliminarEs ciertamente una tarea denigrante sólo apta para voluntarios sin escrúpulos. No llego a concebir la necesidad de aporrear a gente indefensa, es una orden que no sabría cómo obeder. Una Democracia de ciudadanos no tiene ninguna necesidad de contar con estas unidades de perros...aunque para una democracia de súbditos...resultan francamente indispensables.
ResponderEliminar...Y lo que más me jode es que te tienes que dejar dar, suputamadre!!
Saludos!
Ya va siendo hora de cuestionar eso del monopolio de la violencia o de la violencia legítima e ilegítima. Cuando te pisotean tienes todo el derecho moral a responder.
EliminareStoy totalmene de acuerdo contigo, Paco, sobre todo en la psicopatología de esta gente. Conozco a alguno personalmente, y te aseguro que responden a ese perfil. Son filoviolentos por naturaleza, por sus traumas y complejos no superados. Pero también creo que la gente ya se está cansando de recibir. Leía en algunos comentarios ayer tarde cosas como: "somos miles aquí ahoramismo, si cargamos todos a una no podrán hacer nada, nos los comemos". El problema es que su mayor fuerza no son las porras, es el convencimiento insconsciente de que nos pueden.
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