Si hubiera una biblia del ateísmo, sería este libro, "El espejismo de Dios", y su autor, Richard Dawkins, el profeta que clama contra la inexistencia de Dios. "Si eres ateo con la mayoría de los dioses, da el paso de eliminar uno más", es una de las máximas de Dawkins.
Leí este libro el verano pasado y desde entonces he estado dudando sobre escribir algo al respecto. Me he debatido entre la pereza y la gran impresión que me ha causado. Es demoledor para las religiones y la creencia en un ser supremo que vigila cada uno de nuestros actos para luego, cuando muramos, pasarnos la factura correspondiente.
No me decidía porque siempre había pensado que el ateísmo militante era casi tan reprobable como una religión. Opinaba que ser religioso, creer en los delirios y manipulaciones de frailones medievales y obedecer a pie juntillas lo que proclama una camarilla de ancianos ensotanados que viven en el lujo vaticano, alejados del mundo real, era algo que formaba parte de la conciencia personal. Allá cada cual con el club al que quiera pertenecer, dije muchas veces. Naturalmente, obviaba todo el mal que las religiones han hecho a lo largo de la historia.
Pero no. Dawkins me ha convencido de que hay que ser más militante en este asunto porque son intolerables los privilegios que tienen las jerarquías religiosas, las excepciones que se les abren solo por motivos de fe (en España tenemos buenos ejemplos), el peligro que supone para los demás que haya gentes con conciencias tan rígidas y obtusas que les hagan creer que pueden matar, encarcelar, reprimir o agredir porque así se lo pide su dios.
"Cuando una persona sufre delirio lo llamamos locura. Cuando mucha gente sufre el mismo delirio lo llamamos religión", dice Dawkins citando a Robert Pirsing.
Pero lo que me ha inclinado finalmente a escribir este post sobre el libro es el deseo de dar difusión al trabajo de Dawkins y en especial a la valoración que hace este etólogo, darwinista convencido y luchador incansable de la manipulación que las religiones hacen de los niños. Para él es una de las peores agresiones que se pueden cometer. Peor incluso que la proliferación de abusos sexuales en el seno de la Iglesia Católica ya que condiciona mucho más, marca para siempre y es común a todas las confesiones.
En "El espejismo de Dios", Dawkins toca todos los palillos posibles sobre la (in)existencia de Dios, las raíces de la religión, los textos sagrados, el origen de la moralidad que muchos atribuyen erróneamente al sentimiento religioso y, en especial, al menos para mí, el tratamiento atroz que las religiones dan a la infancia.
Hay otros libros sobre el absurdo de las religiones. Aquí he mencionado el memorable "El catolicismo explicado a las ovejas", de Juan Eslava Galán. Sin embargo, Dawkins da al asunto un tratamiento mucho más profesional y profundo.
Es un libro muy recomendable no solo para los que nos proclamamos ateos, sino para todas aquellas personas que tengan una mente abierta y no se ofendan cuando les digan que pueden estar muy equivocadas.
Además de libros, Dawkins ha grabado numerosos documentales para la televisión y ofrece conferencias por todo el mundo y recientemente ha respondido a B16 como se merece. Incluso ha pedido que lo encarcelen. Algunas de estas intervenciones las he podido ver en You Tube, otras las descubrí en páginas amigas. Son fáciles de encontrar, basta con poner el nombre de Richard Dawkins en el buscador. Y además una parte importante de ellos están subtitulados en castellano.
Muchos son largos pero precisamente por eso aquí voy a dejar dos muy cortos. Uno de Dawkins y otro que no es de él pero que merece la pena porque además de breve, es divertido y resume en pocos segundos lo que hacen las religiones con la infancia.
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Apenas cuatro días después de publicar este post ha sucedido los siguiente en Pakistán: "Un niño de doce años con uniforme escolar mata a 31 militares en un atentado suicida en Pakistán". Sin comentarios.
Pues agradezco la referencia porque voy a leerlo, a ver qué secuelas me deja, jajaja.
ResponderEliminarEn serie, seguro que tiene argumentos de peso.
Un saludo, Paco
De Dawkins sé gracias al Tutubo.
ResponderEliminarYo también soy cada vez más partidario de la militancia. ¿No se queja el catolicismo oficial precisamente de algo que no existe en España y que se debe más a su inepcia y falsía? A los que son capaces de hablar con toda la hipocresía del mundo de persecución, dos tazas, caramba. Se habla sesgada e interesadamente de intromisión en las creencias, de invasión y ofensa de las conciencias, pero se hace y se ha hecho muchas veces, lo sabemos bien, en público y atropellando no sólo lo público, sino entrometiéndose, invadiendo, ofendiendo las conciencias y creencias de quienes no piensan igual. A la mierda: que cada palo aguante su vela.
Dawkins ofrece el camino: argumentos, debate, denuncia. No se trata de quemar iglesias ni de volver a tonsurar a tonsurados a la fuerza.
Tomo nota de la recomendación.
Lo conzco por las conferencias TED, fue brillante. Y por cierto documental que llegué a colgar en mi blog.
ResponderEliminarEl ateísmo militante y la no tolerancia con el asunto de las religiones es su bandera y, aunque discutido, cada vez está más claro que no se puede uno librar de ser víctima cuando lo que le han declarado es una guerra abierta y sin prisioneros. En este caso solo cabe la respuesta más contundente posible.
Está bien que cada vez más gente lo sepa.
Foilán, ¿qué tal te va? Espero que todo bien. Los argumentos son contundentes, espero que no te deje secuelas perniciosas.
ResponderEliminarJuan Carlos, yo conocí a Dawkins precisamente a través del blog de dezaragoza, que desgraciadamente lo ha cerrado.
Tienes toda la razón, va siendo conveniente ya "tomar las armas" contra los agresores milenarios.
Maño, quería vincularte en la entrada cuando hablaba de páginas amigas, pero ya he visto que eliminaste tu blog. Allí conocí a Dawkins cuando subiste tres vídeos sobre uno de sus reportajes para la televisión.
La idea es esa: divulgar el trabajo de quienes luchan valientemente contra la estafa de las religiones.
Si me lo recomiendas tú, tomo nota sin pensarlo. Un abrazo, amigo.
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