Digo Yonquis, no yanquis. Los toxicómanos que esperan las cundas en las inmediaciones de la madrileña glorieta de Embajadores molestan a los vecinos. Dicen que se mean en la calle, que se pelean entre ellos por subir a la cunda (el coche conducido por un toxicómano que los llevará a por droga a Valdemingómez a cambio de un módico precio o de una dosis de droga) , que provocan accidentes... Por eso han decidido manifestarse cada jueves, para que la policía los eche de allí. Y tienen razón esos vecinos bienpensantes. Pero los yonquis se irán con su problema a otro lado y las cundas reaparecerán en otra calle más o menos próxima. Porque, en lugar de intentar resolver el problema, se opta siempre por lo más fácil: tratar de ocultar a estos enfermos que tanto afean nuestro Madrid, ya saben, esa ciudad perfecta que aspira a ser sede de los Juegos Olímpicos y en la que lo único que debe destacar son los chirimbolos, la M-30 y el cambio de guardia del Palacio Real. ¿Cúando se abordará el pr...