El Transiberiano no es un tren, sino una línea férrea que vertebra, desde hace más de cien años, el territorio ruso, de oeste a este, de Moscú al Pacífico. Atraviesa Siberia como una médula espinal que da energía, movimiento y vitalidad a un territorio inmenso que es el origen del poderío de Rusia , un país que depende de esos vastos territorios y que al tiempo lo convierte en una potencia inmortal. Pero no siempre fue así. De Siberia vinieron las mayores amenazas. Los tártaros mongoles, al mando de Gengis Jan , derrotaron a los rusos 1223 en su propio territorio, y aunque después se retiró, sus sucesores enviaron sucesivas oleadas devastadoras. Mantuvieron en vasallaje a los rusos durante dos siglos y medio (1237-1480). Fue el rey Iván III el Grande el que, en 1480 se sacudió, el yugo derrotando a los tártaros mongoles. Rusia entonces estaba muy atrasada porque los tártaros, nómadas de las estepas, habían perseguido y asesinado a los maestros canteros (no entendían el u...