Con esa frase titulaba Juan Antonio Labordeta uno de los capítulos de su último libro, "Regular, gracias a dios" , que escribió en plena enfermedad haciendo un gran esfuerzo y que se ha convertido en su testamento vital ya que era consciente de que se iba. Leí el libro el pasado agosto y tenía intención de hacer una entrada en el blog como he hecho con otras obras que me han gustado especialmente. Desgraciadamente, me sale una necrológica. "Regular, gracias a dios", un dios con mínuscula, como decía él, en una frase que escuchó a un musulmán, por eso la relativización del dios. En el capítulo que da titulo a esta entrada, Labordeta, con la clarividencia que tuvo siempre, define muy bien lo que fue su vida y la de tantos otros. Pasó por la clandestinidad del franquismo, y luego se enfrentó a él como supo o como pudo, aunque antes de eso cantó el Cara al Sol en el colegio "con la inconsciencia de la infancia" . La clandestinidad se convertía en desasosiego...