Mientras varias decenas de miles de personas (dicen las crónicas que cien mil) se agolpaban en la glorieta de la Cibeles para crear un mosaico humano con el que impresionar al Comité Olímpico Internacional , poco menos de un centenar de privilegiados, entre los que me contaba, asistíamos allí cerca, en el teatro Infanta Isabel , a una de las mejores representaciones teatrales que recuerdo haber visto en los últimos tiempos: El encuentro de Descartes con Pascal joven. Un privilegio, previo pago de 25 euros, es degustar la interpretación que Josep María Flotats (que además dirige la obra) hace de un René Descartes ya maduro y de vuelta de casi todo, rebosante de cinismo pero también de sentido común y de lógica aplastante. Frente a él, un joven brillante, Blaise Pascal (interpretado por Albert Triola ), atormentado en su búsqueda de Dios, exaltado y dispuesto a la renuncia más absoluta del pensamiento y de la razón para no alejarse de la gracia divina. Ambos actores, solos en un escena...