Los servidores siniestros del ladrillo no paran ni en épocas de crisis. Parece que los mueve más un limpio y pundonoroso afán destructor del medio ambiente y del patrimonio histórico en el que fijan su vista de lobos que el deseo de enriquecerse construyendo hileras de chalets adosados, campos de golf y mazacotes infumables. Ahora, según publica el diario El País , lo amenazado es el complejo histórico de Numancia, no ya las ruinas en sí, sino el paisaje que lo circunda, necesario para entender el asedio romano y la feroz resistencia de los numantinos. Con la anuencia de la Junta de Castilla y León (la misma que autorizó la tala brutal de un pinar abulense en el que anidaba la cigüeña negra y otras especies de alto valor ecológico) el proyecto pretende volver a cercar Numancia, aunque esta vez no con las legiones de Escipión el Africano, sino con gigantes descerebrados de cemento y uralita de un polígono industrial y de una urbanización llamada, ¡ironías de la vida!, Ciudad del Medio ...