(continuación de Matar a la bestia) En la comisaría le dieron una paliza y lo humillaron. Querían saber quiénes eran sus cómplices. De nada le sirvió explicarles que era un parado enfermo de cáncer de páncreas al que iban a desahuciar la semana siguiente. No lo creyeron hasta que tuvieron en la mano la información del INEM, del banco y de la Seguridad Social. Era cierto. Le habían diagnosticado un cáncer de páncreas el año anterior y debido a las continuas inasistencias al trabajo, había sido despedido de la multinacional en la que trabajaba. No pudo hacer frente a la hipoteca y el banco ya le había anunciado el desahucio. Para colmo, el oncólogo le comunicó, con gran pesar, que su cáncer era difícil y que a la Seguridad Social no le merecía la pena prescribirle el carísimo tratamiento que necesitaba para alargarle la vida unos meses. Aunque si quería podía pagárselo de su bolsillo…

Ahhh...yo siempre se lo digo a mis compañeras de trabajo:"nenas, que el Amancio Ortega tiene p'a vivir 30.000 vidas placenteramente...que no hace falta que abarrotéis Zara una tarde sí y otra también"...pero ná...ni sabiendo que produce gracias a la mano de obra esclava vietnamita, turca o marroquí!!...la respuesta, invariablemente, es:"sí...pero tiene unos diseños muy monos y a buen precio!!".
ResponderEliminarLa Conciencia aún está bajo mínimos...y sin ella nuestra capacidad de daño es irrisoria.
Como siempre, tienes razón, Atila, aunque creo que en este caso Jürgen Toepfer habla de mineros. Y no estoy yo seguro de que se refiera a los africanos... Es que en las minas de carbón todos los mineros son negros.
EliminarEfectivamente, eso es estrategia. Me parece que la única estrategia posible.
ResponderEliminarJusta y necesaria.
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